¿Es más correcto decir “Cambiar el cristal de la ventana” o “cambiar el vidrio de la ventana»?
Comúnmente utilizamos tanto el término cristal como el de vidrio sin distinción.
Sin embargo se trata de productos completamente diferentes.
El vidrio es un producto elaborado compuesto de sílice y arena, a los cuales luego se añade sodio y calcio.
Mientras el cristal es un vidrio que contiene al menos el 24% de plomo en lugar del calcio con un determinado grado de refracción y una densidad específica.
Al fundirse a temperaturas más bajas, el cristal es mucho más frágil respecto al vidrio.
En definitiva para ventanas y elementos constructivos en general se emplea el vidrio y no el cristal.
Evolución del vidrio
El vidrio se ha utilizado en la arquitectura desde los tiempos de la Antigua Roma.
En 1952 Sir Alastair Pilkington inventó el proceso de fabricación de vidrio flotado, que revolucionó su uso en arquitectura.
Así se pasa de una producción artesanal a la industria, a gran escala y a precios más bajos. Además se vuelve objeto de investigación científica y tecnológica.
La tendencia a reducir la separación entre el interior y el exterior, especialmente en la relación con la naturaleza, induce a muchos diseñadores a considerar el vidrio como una solución ideal, prefiriendolo a otros materiales de construcción.
La evolución del material ha llevado hoy en día a disponer de vidrios muy elaborados.
Un ejemplo son los vidrios templados de seguridad muy utilizados para ventanales y escaparates.
De alta resistencia y durabilidad, al romperse, sus trozos pequeños tienen una forma peculiar por lo que resultan menos cortantes. Constan de diferentes capas pegadas con láminas de plástico que se someten a un calentamiento y sucesivo enfriamiento gracias al cual se eleva la tensión interna.
Así nacen los vidrios antibalas o vidrios blindados.
Más que cristal, tecnología en vidrio
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La tecnología del vidrio está avanzando muy rápidamente y cada día contamos con materiales que brindan mayores ventajas estructurales y económicas.
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